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lunes, 19 de mayo de 2014

Excursión a Mauk'a Llaqta

Hola de nuevo! Hoy os vamos a contar la excursión llena de peripecias que hicimos ayer. La aventura la realizamos en coche (carro) con Javi al volante, Imelda de copiloto y Marlene, su hijo y yo de acompañantes.

Así pues, salimos por la mañana de Cusco para dirigirnos a las ruinas pre-incas de Mauk'a Llaqta (pueblo viejo). Dice la leyenda que los Incas en su proceso migratorio por los andes del sur, se ubicaron en el sector de Paqarectampu, actual provincia de Paruro en la región de Cusco. Cerca de estos restos arqueológicos se encuentran las cuevas de donde salieron los fundadores del Imperio Inca, los hermanos Ayar.


Nada más salir de Cusco nos paró un agente de carretera. Le entregamos los papeles del coche y nos empezó a bronquear (con razón) por varios motivos: no teníamos matrícula (tan solo un papel provisional conforme se estaba tramitando), no teníamos seguro y Javi no tenía carné internacional para circular. ¿What? Esto último, lo prometemos, no teníamos ni idea de que era necesario.

El policía empezó a decirnos lo irresponsables que éramos, que podía multarnos por todos estos temas, que como no llevábamos pasaportes ya que él no sabía si habíamos entrado legalmente al país o no, que si Javi iba borracho lo podía deportar (no!!!) y un largo etcétera de cosas negativas y catastróficas que nos hicieron poner el culillo un pelín más cerrado de lo habitual.

Después de toda la exposición, el agente hizo salir a Imelda del coche (¿quería negociar?$$) y ella, con su poder de convicción le explico que yo había estado enferma y que la excursión formaba parte de una estrategia para que me recuperara lo antes posible.

Finalmente nos dejó ir, digo, seguir con la excursión programada. La cuestión era, según nos dijo, que en realidad no podía multar a un coche que no existía como tal (legalmente) ni tampoco a un conductor que no era peruano ni tenia ninguna acreditación para conducir en Perú. Finalmente, le comentó a Imelda que si le faltaba gente en su empresa a ver si podía tener en cuenta a un familiar (¿?).

Bien, pasado este mal trago, continuamos nuestro viaje y con tanta charla y excusa barata nos entró hambre. Así que paramos a comer en el Gran Caimán. ¿Y que se come en el Gran Caimán? Trucha, papas, ensalada y rocoto relleno. Todo muy rural pero también muy rico. Y barato (8 soles el plato, unos 2€).






Y ya con la panza llena continuamos el camino. Y en el siguiente pueblo nos vuelve a parar la policía. Y nos vuelve a explicar lo que ya sabíamos. Y nosotros le volvemos a contar todas las excusas que ya sabíamos y las que no habíamos dicho anteriormente. Y el policía nos da una sorpresa y nos dice que se lleva el coche al deposito. (¡socorro!). Pero al final es comprensivo y nos deja seguir con el itinerario marcado.

Y después de unas carreteras un poco infernales, con socavones, desniveles y demás, y también unos paisajes andinos de ensueño y sus gentes, llegamos al destino. Bueno no, primero nos perdimos y fuimos en otra dirección. Gracias a los lugareños conseguimos dar con Mauk'a Llaqta.





Cuando llegamos a las ruinas y nos sentamos a descansar, pudimos contemplar un montón de montañas a nuestro alrededor y pueblitos a lo lejos. Realmente era un paisaje precioso y relajado. Pedimos permiso a los apus (cerros) para estar ahí ya que se trataba de un recinto sagrado y visitamos las ruinas que, aunque están abiertas en plena naturaleza, están bastante bien conservadas.




Dado que se hacía de noche, volvimos al coche pero esta vez con un acompañante más: un pajarito herido que Javi se encontró por el camino. Y de vuelta y con un último alto de la policía, aunque mucho mas fugaz que los anteriores, llegamos por fin a casa cansados pero con la satisfacción de haber visto y vivido un montón de cosas desconocidas para nosotros.

PD: aunque nos hemos esforzado en curar y mimar al pajarito, hoy ha decidido que no tenia más fuerzas para seguir. Le dedicamos este blog, pajareando.