Translate

lunes, 9 de junio de 2014

Q'eswachaka y su puente eterno


El sábado fue agotador a la par que interesante. A través del Ministerio de Cultura nos enteramos que cada año se celebraba en una zona remota de los Andes la renovación del puente de Q'eswachaka. Y para allá que nos fuimos. Merece la pena ir a verlo pero avisamos que llegar al destino es una auténtica aventura. Y volver ni te cuento.

Nos levantamos a las 3:15 a.m. y nos dirigimos a la estación de autobús situada en la Avenida Wayrurupata, frente al estadio Garcilaso de Cusco. Allí cogimos un colectivo que nos costó 7 soles por persona y nos llevó hasta Combapata. Estuvimos unas 2 horas y media de camino, con bastante frío por cierto, ya que la puerta del bus se abría cada dos por tres. Tampoco hace falta decir que éramos los únicos extranjeros allí. 

Ya en Combapata sentimos el golpe del frío andino, más bien fue una gran bofetada. Sabíamos que habíamos subido de altura pero aquel frío helado era insoportable. Menos mal que encontramos una pequeña tienda donde compramos una manta de viaje y un gorrito (por cierto, recomendamos encarecidamente llevar una manta cuando se viaja en transporte público. Nunca sabes el frío que puede hacer en el autobús). Preguntando nos indicaron donde debíamos coger un carro hasta Yanaoca. Este nos costó 2,5 soles a cada uno y tardó unos 30 minutos en llegar a destino. 

Ya en Yanaoca cogimos una combi (mini, bien apretaditos que íbamos, al menos unas 18 personas contamos dentro) que nos costó 3 soles por persona y que llegaba hasta Queue. Pero no fue fácil llegar hasta allí. Al menos estuvimos una hora intentando negociar con los taxistas de Yanaoca para que nos llevaran. Como no había transporte regular ese día porque era sábado, nos querían cobrar más de lo que costaba. Incluso un hombre dijo con toda la pachorra que a nosotros, ¡¡¡nos tenían que cobrar más porque éramos turistas!!! Yo creo que pensaba que éramos gringos y no lo entedíamos porque sinó, ¡no entiendo como pudo soltar esa fresca delante nuestro! En fin, gracias a un padre y sus dos hijos que nos hicieron de consejeros, cogimos el bus barato. 


La combi donde cabían 18 personas

Pero no acaba aquí la cosa. Ya en Queue, nos quedaba un buen trecho hasta llegar a Q'eswachaka, y no había ni un triste transporte hasta allí. Así que unos cuantos rezagados tuvimos que negociar con el conductor que nos había llevado a Queue para que conduciera un poquito más. 6 soles nos costó este último tramo pero bien pagados estuvieron. Una carretera sinuosa llena de subidas y bajadas con un sol abrasador y nada de sombra. Menos mal que no hicimos caso a algunos que nos dijeron que el trayecto se podía hacer fácilmente a pie porque hubiéramos llegado, al menos, al cabo de 2 horas y no sabemos en qué condiciones...

Bien, ya habíamos llegado a Q'eswachaka y estábamos avisados que no había transporte de vuelta. Pero...¡da igual! ¡No pasa nada! ¡Algo encontraremos! Lo importante es que ya estábamos allí y queríamos ver parte del ritual de renovación del puente.

Río Apurímac
 Vamos a explicar pues en qué consiste el puente de Q'eswachaka. Se trata de un puente Inka situado en el municipio de Queue, justo encima del río Apurímac el cual dicen que es uno de los más sanos de la Región del Cusco. Estamos hablando de una altitud de 3.700 metros sobre el nivel del mar, en plenos Andes. Dicho puente data de la época inka por lo que tiene al menos 500 años y servía de conexión entre las diversas poblaciones cercanas al río. Es decir, forma parte del extenso sistema vial de caminos inkas o Qhapac Ñan.

Q'ewachaka se renueva cada año por los habitantes de los pueblos participantes en este acto: Huinchiri, Chaupibanda, Ccollana Quehue y Pelcaro. A través de un ritual que dura 3 días y un último día de danzas se muestra como esta tradición ha pasado de generación en generación durante los últimos siglos. Se transmite y perpetua la cultura inka tal y como era entonces ya que las técnicas de reconstrucción del puente utilizadas son las ancestrales. Además todos los componentes de la familia participan, des de niños hasta los más ancianos, pasando el conocimiento técnico y ritual de unos a otros y no dejando morir esta ceremonia.



 Dado que el puente está elaborado con fibra vegetal, el primer día se chanca (golpea) la q'oya seca (material del que está hecho el puente) que ha sido previamente recolectada por las diferentes comunidades. 

Aplastando la q'oya y preparándola para el trenzado

La q'oya es posteriormente remojada, se enrolla y estira formando unas soguillas o queswas. Esta tarea la realiza especialmente la mujer. Una vez hecha, cada jefe de familia entrega un fardo de 70 metros de largo. 




 Durante el segundo día, se realiza un ritual dedicado a la Pachamama (madre tierra) donde el paqo (sacerdote andino) celebra una ceremonia a favor del apu tutelar Quinsallallawi. Los comuneros extienden los fardos y forman sogas medianas o q'eswaskas. Pero para que queden lo suficientemente estiradas, dos grupos de hombres se encargan de tirar, cada uno de un extremo. Todo esto lo hacen guiados por el Chakaruwaq o ingeniero inka.

Un hombre construyendo el piso

 El tercer día se corta el puente antiguo y se construye el nuevo. Se utilizan las q'eswaskas para hacer la base del puente y también los pasamanos o makis. Estas seis sogas serán más grandes de lo normal ya que serviran de base. Los chakaruwaq seran los encargados de tejer el puente, cada uno des de un extremo uniendo con q'eswas el piso y los pasamanos. Esta tarea puede durar varias horas.

Puente antiguo cortado en el río




Una vez hecha la base, se coloca un suelo más consistente hecho con las soguillas y pequeños troncos puestos correlativamente. Terminado definitivamente el puente se procede a hacer un ritual a través del paqo y se inaugura el puente. Todos pasan por encima de él, cantan vitores y otras canciones en señal de éxito.

Base del piso hecha con tronquitos


El paqo haciendo el ritual


Celebrando que han terminado el puente


El cuarto día está destinado a la celebración a través de las danzas tradicionales y la música.

Pues bien, este es todo el ritual. Técnica inka mezclada con la ceremonia más espiritual y su significado. Realmente interesante teniendo en cuenta de que se trata de un acto considerado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Observando el puente acabado
 
Después de todo el sábado observando como la comunidad construía el puente y teniendo en cuenta que nos encontrábamos en lo alto de la montaña con un sol que picaba fuerte, acabamos la jornada realmente exhaustos. Pero aún nos quedaba un último reto: volver a casa, deshacer lo hecho. No fue tarea fácil ya que la mayoría de personas que se encontraban allí habian ido con transporte privado y nosotros no. Después de preguntar a unas cuantas personas como podíamos llegar, al menos, al pueblo más cercano (Queue, donde por cierto vimos un hospedaje) conseguimos infiltrarnos en el bus del Ministerio de Cultura ya que contaba con plazas libres. Aunque nos costó cruzar el puente (todos abandonamos al conductor ya que no queríamos morir cayendo por el barranco) conseguimos poner rumbo a casa.

Un gran reto antes de volver a casa: cruzar este puente

 Nos esperaban unas 5 horitas de viaje de vuelta a nuestro hogar, dulce hogar.

jueves, 5 de junio de 2014

Independizados en Cusco

Pues bien! Hace unos días que ya estamos ubicados en un pisito de alquiler por el barrio de San Blas, donde tenemos unas vistas indescriptibles y a 5 minutos (de reloj) caminando de la Plaza de Armas, el centro de la ciudad.



Los alquileres en Cuzco son bastante asequibles, sobre todo para los que contamos los dineros en leuros... Nuestro departamento (como les llaman aquí) se compone de un amplio comedor con "cocina office", la cocina no es más un par de fogones enchufados a una bombona de gas. También tenemos una habitación bastante grande, con una cama de matrimonio, el baño, justito, está en esta misma habitación.


 


Todo esto por 800 Soles es decir, unos 200 euros al mes, suministros incluidos (internet, agua, gas y luz). Así que si tenéis pensado "veranear" en Cuzco, quizás no sea mala idea buscar un pisito por internet más que un hotel.

Para colmo estamos a 2 minutos de nuestros amigos Cristina y Max. Es un gran apoyo tenernos cerca, así nos sentimos un poco menos solos cuando pensamos en casita...











lunes, 2 de junio de 2014

Tipón: arqueología inca y rico cuy al horno de leña

Hola!! Hoy os vamos a explicar las actividades que realizamos el pasado viernes. Nos levantamos prontito y nos dirigimos a la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco, específicamente, a la facultad de agronomía y zootecnia que es donde trabaja Víctor. Por si no lo habíamos explicado antes, Víctor es la razón de que nos encontremos en Perú. Él fue el primer contacto que tuvimos aquí (si Núria, també gràcies a tu) y es la persona que nos ha acogido y acompañado en todo este proceso, junto con Imelda a la que ya conocéis.

Bien, pues Víctor es profesor de zootecnia en la Universidad por lo que nos llevó hasta allí para hacer una visita. Pudimos ver des de un bonito huerto ecológico cuidado por los estudiantes hasta vacas, terneritas y algún que otro toro. No me acordaba como se extrae la leche de las vacas así que después de verlo en vivo y en directo he decidido que voy a intentar dejar de tomar leche de vaca.





Bien, pues después de ahí nos dirigimos Víctor, Imelda, Judi (amiga de Imelda), Javi y yo a un pueblo llamado Tipón. ¿Y por qué es famoso Tipón? ¡¡Por sus estupendos restaurantes donde se cocinan los mejores cuys!! Aunque el cuy es un animal al que más bien estrujarías contra tus mofletes decidimos que teníamos que probar de todo, así que nos íbamos a meter un cuy entre pecho y espalda. Y así lo hicimos. Aunque estaba rico, para mi gusto tenía poca carne. Aunque ya sé que haré servir si quiero hacer una paella de conejo-cuy.



Pero antes del banquete nos fuimos a la ruinas incas que se encuentran en Tipón. Por un módico precio de 10 soles por persona (5 soles si tienes carnet de estudiante-ISIC) pudimos ver el templo del agua. Se trata de diferentes andenes-terrazas construídos de manera que en cada andén, los incas cultivaban un tipo de planta y mediante un sistema de riego muy elaborado el agua llegaba a todos los andenes. Los incas vivían en las zonas más alta del terreno y los cultivos los tenían en las zonas bajas, pero cerca, ya que esta actividad era su medio de vida.





Tuvimos un momento espiritual (como en Mauk'a Llaqta) y pedimos permiso a los apus para estar en un lugar sagrado como aquel, ofrecimos cerveza a la tierra y nos leyeron hojas de coca. 










Después de ese momento de calma (pese a haber bastantes turistas en el recinto) nos marchamos a comer. Y después de llenar la barriga nos fuimos a casa, habiendo aprendido y sentido una cosa más.





martes, 27 de mayo de 2014

El mundo es un pañuelo

Pues os voy a comentar una anécdota que nos ha dejado de piedra!

Resulta que Yara tiene un conocido en Vilanova i la Geltrú con el cual trabajó durante un tiempo, el Guillem. Por A o por B, nos enteramos de que su hermana, Cristina, estaba viviendo en Cuzco, tomamos sus datos ya que siempre va bien tener varios contactos por lo que pueda pasar... 

Este fin de semana pasado decidimos hacer un poco de vida social, con lo cual llamamos a Cristina para quedar un rato y conocernos. Pues resulta que les pasamos nuestros c.v. por si sabían de algún proyecto/trabajo para hacer aquí en Cusco y a través de mi foto, Max, la pareja de Cristina ¡me reconoció! Como son las cosas que resulta que habíamos estudiado juntos en l'Institut Joaquim Mir en Vilanova i la Geltrú durante un corto periodo en bachiller. Nos quedamos de piedra, pues él es chileno, vivió en Vilanova donde nos conocimos y ahora nos reencontramos en Cusco, en la otra punta del mundo (literal).

Pasamos un día fantástico pues nos invitaron a comer a su casa y nos estuvieron comentando a que se dedicaban por estas tierras. Cristina trabaja en una guardería mientras que Max, después de haberse recorrido latinoamérica durante varios años ejerciendo ocasionalmente de labores relacionadas con la restauración (es cocinero titulado), se ha asentado en Cusco con la finalidad de hacer pan orgánico, 100% natural y con productos 100% peruanos ¡¡Sanísimo y riquísimo!! Su empresa se llama Masa Madre, si os pasáis por Cusco, no olvidéis probar uno de sus panes, son ¡¡ESPECTACULARES!!

Entre charla y charla, mientras comíamos, nos fueron animando con sus experiencias y como desde prácticamente 0 han llegado a donde están ahora, a tener un buen nivel de vida, refiriéndonos con esto al tan buscado punto medio entre la felicidad de vivir con comodidades ($$) y la calidad de vivir sin estrés ni codicia de tener MÁS y MÁS. 

Os dejamos unas fotillos que nos hicimos en el barrio de San Blas, en casa de Max y Cristina.



A todo esto nos fuimos animando y pensando en nuevos proyectos personales. El primero, buscar un departamento por una buena zona, independizándonos de Chacra Escuela, en el sentido de vivir solos pero por supuesto seguir estrechamente vinculados a ellos, pues fueron nuestra entrada a Perú y nunca lo olvidaremos :) También estamos planteando maneras de ganar unos Nuevos Soles y mantenernos por aquí sin causar tanto impacto en nuestras cuentas... De momento voy a publicar un anuncio de soluciones informáticas a nivel de usuario, reparaciones a tutiplén, manteniendo paralelamente los proyectos de cursos de formación en ofimática y fotografía con Chacra Escuela.



¡Deseadnos suerte en esta búsqueda!

domingo, 25 de mayo de 2014

Taller de reciclaje en Paruro

Hoy os vamos a explicar las actividades que realizamos el jueves y viernes en la ciudad de Paruro. La idea era hacer un taller sobre reciclaje a niños entre 10 y 15 años de dicha ciudad. La experiencia fue realmente maravillosa.

Quedamos con Juan Carlos, miembro de Chacra Escuela y amigo, a las 6:00 a.m. para partir a la ciudad de Paruro ya que teníamos previsto iniciar los talleres a partir de las 9:00 a.m. Nos fuimos al paradero Belenpampa ya que de allí salían las combis pero ya no quedaba ninguno, así que la siguiente opción fue ir en carro (coche). 7 pasajeros en total, los de la fila de atrás más apretados que los de delante.



El camino de ida fue propio de un capítulo de Carreteras del Infierno, programa que me encanta ver pero des del sofá de mi casa, no en vivo y en directo. La pista estaba llena de curvas, cada vez subíamos más (hasta los 4080 metros alcanzamos), tenía infinidad de baches...pero eso sí, el conductor iba tocando el claxon a cada rato para avisar que estábamos por allí. Las vista preciosas.




Después de dos horas llegamos a Paruro, sanos y salvos por cierto. Allí nos dirigimos al municipio (Ayuntamiento) para impartir nuestro taller. Tuvimos dos grupos, uno de primaria y otro de secundaria, y ambos estuvieron motivados e interesados en el contenido. Algunas cosas que trabajamos con ellos fueron la importancia de reciclar la basura, el conocimiento de las tres R (Reciclar, Reutilizar y Reducir), no botar (tirar) plásticos, papeles u otra basura al piso (suelo)...en definitiva, crear conciencia a los niños que tienen que cuidar su medio ambiente y que tienen que transmitir estos aprendizajes en casa.





El taller de reciclaje lo realizamos durante dos días seguidos. ¿Sabéis lo que significa eso? Que arriesgamos nuestras vidas un total de....4 veces!! ¿Por qué decimos esto? Porque a parte de que las carreteras no están en las condiciones óptimas para circular (estamos hablando de que son zonas rurales) llovió, lo que produjo desprendimientos, que en esas zonas son constantes, a parte de dejar el suelo enfangado. Realmente los conductores son muy habilidosos (también hay alguno inconsciente) ya que el suelo resbala y van bajando el camino derrapando. Una experiencia...mmm...religiosa.




Pero no todo fueron malos ratos, ¡al contrario! A parte de que todos los niños se portaron muy bien, atendieron a lo que les estábamos explicando y se mostraron cooperativos, pudimos visitar el pueblo de Paruro. Un lugar tranquilo, rural, con su plaza, su mercado y sus gentes.