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domingo, 25 de mayo de 2014

Taller de reciclaje en Paruro

Hoy os vamos a explicar las actividades que realizamos el jueves y viernes en la ciudad de Paruro. La idea era hacer un taller sobre reciclaje a niños entre 10 y 15 años de dicha ciudad. La experiencia fue realmente maravillosa.

Quedamos con Juan Carlos, miembro de Chacra Escuela y amigo, a las 6:00 a.m. para partir a la ciudad de Paruro ya que teníamos previsto iniciar los talleres a partir de las 9:00 a.m. Nos fuimos al paradero Belenpampa ya que de allí salían las combis pero ya no quedaba ninguno, así que la siguiente opción fue ir en carro (coche). 7 pasajeros en total, los de la fila de atrás más apretados que los de delante.



El camino de ida fue propio de un capítulo de Carreteras del Infierno, programa que me encanta ver pero des del sofá de mi casa, no en vivo y en directo. La pista estaba llena de curvas, cada vez subíamos más (hasta los 4080 metros alcanzamos), tenía infinidad de baches...pero eso sí, el conductor iba tocando el claxon a cada rato para avisar que estábamos por allí. Las vista preciosas.




Después de dos horas llegamos a Paruro, sanos y salvos por cierto. Allí nos dirigimos al municipio (Ayuntamiento) para impartir nuestro taller. Tuvimos dos grupos, uno de primaria y otro de secundaria, y ambos estuvieron motivados e interesados en el contenido. Algunas cosas que trabajamos con ellos fueron la importancia de reciclar la basura, el conocimiento de las tres R (Reciclar, Reutilizar y Reducir), no botar (tirar) plásticos, papeles u otra basura al piso (suelo)...en definitiva, crear conciencia a los niños que tienen que cuidar su medio ambiente y que tienen que transmitir estos aprendizajes en casa.





El taller de reciclaje lo realizamos durante dos días seguidos. ¿Sabéis lo que significa eso? Que arriesgamos nuestras vidas un total de....4 veces!! ¿Por qué decimos esto? Porque a parte de que las carreteras no están en las condiciones óptimas para circular (estamos hablando de que son zonas rurales) llovió, lo que produjo desprendimientos, que en esas zonas son constantes, a parte de dejar el suelo enfangado. Realmente los conductores son muy habilidosos (también hay alguno inconsciente) ya que el suelo resbala y van bajando el camino derrapando. Una experiencia...mmm...religiosa.




Pero no todo fueron malos ratos, ¡al contrario! A parte de que todos los niños se portaron muy bien, atendieron a lo que les estábamos explicando y se mostraron cooperativos, pudimos visitar el pueblo de Paruro. Un lugar tranquilo, rural, con su plaza, su mercado y sus gentes. 


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